Cómo escapar del ego

Al experimentar este largo tramo de estrés pandémico, hay una sensación de impotencia que todos sentimos. Incluso las personas más poderosas del mundo se sienten exactamente igual. Impotentes.

Si lees lo que la gente ha estado diciendo durante este tiempo, muchas personas en el mundo, sean espirituales o no, sean compasivas o no, sean conscientes o no, han llegado a reconocer lo mismo. Reconocemos la preciosidad de esta vida y de nuestra conexión con los demás. También vemos la preciosidad de la idea y de la experiencia de la libertad. Durante muchos años dimos todas estas cosas por sentadas. Pero a través de las experiencias que hemos compartido durante la pandemia, ahora vemos lo verdaderamente preciosa que es la vida (simplemente vivirla) y lo frágil que es, también. ¿No era maravilloso cuando teníamos la libertad de simplemente caminar por la calle sin tener que preocuparnos por lo que había en el aire que respirábamos? Ahora, reconocemos el valor de nuestra libertad.

Es parecido a cuando te encargan una tarea familiar. Digamos que te toca ir al supermercado a comprar zanahorias. Normalmente pensamos: «¿De verdad tengo que ir? No me gusta hacer la compra». Pero ahora, cuando hay ocasión de ir, nos levantamos del sofá de un salto y decimos: «¡Voy!». Esa respuesta demuestra lo mucho que valoramos nuestra libertad.

Ahora entendemos un poco mejor la libertad. Antes, la teníamos, pero no nos dábamos cuenta. Podíamos movernos libremente, salir al parque a correr y jugar. Podíamos disfrutar de largos paseos y respirar libremente el aire sin preocupaciones. Ahora, como tantos de nosotros estamos confinados por la pandemia, nos estamos perdiendo esa preciosa libertad.

Otro tipo de confinamiento, otro tipo de libertad

Por supuesto, esa sensación de confinamiento no es nada comparada con todas las demás cosas que nos restringen y se interponen en nuestro camino para experimentar la libertad completa. Hay otro tipo de confinamiento que todavía no vemos con claridad: nuestro ego. Nuestras emociones perturbadoras y nuestra mente discriminatoria, y todos esos patrones habituales que aún nos mantienen confinados. ¿Te imaginas el día en que seamos libres de todo eso? Cuánta mayor libertad sentiremos entonces, mucho mayor que las otras libertades que nos faltan ahora mismo.

Antes de la pandemia, teníamos la libertad de ir a cualquier parte, en cualquier momento. Esa libertad nos acompañaba siempre. Ahora, sin embargo, estamos confinados. Del mismo modo, esta mayor sensación de libertad, nuestra mente, también ya está aquí; solo que no la vemos. No vemos su preciosidad, su valor. Siempre ha estado aquí. Pero está confinada, o cubierta.

El ego es un poco problemático, ¿no? Creo que estamos de acuerdo en eso. Especialmente en días recientes, somos capaces de ver muy claramente los problemas causados por el ego. No es que nadie esté libre del ego en este mundo, por supuesto. Pero podemos ver cómo ser egoístas puede traer mucho dolor. Cuando te centras demasiado en ti mismo, gradualmente te vuelves más egocéntrico. Y cuando te vuelves más egocéntrico, entonces, poco a poco, te gradúas hasta convertirte en un ególatra. Recientemente hemos tenido un maestro muy bueno en el escenario mundial, que nos ha mostrado claramente cómo una mente egocéntrica y ególatra, puede traer mucho sufrimiento a uno mismo y a los demás. Hay muchos ejemplos de este tipo en el mundo actual, tanto desde el punto de vista espiritual como desde el punto de vista mundano.

Cuando alguien es tan egocéntrico y dice: «Yo soy el que más sabe, yo soy el mejor y bla bla bla», ¿no es difícil estar con él? Si nosotros sonamos así, entonces es muy difícil para quien sea que esté con nosotros.

Entonces, ¿cómo reconocemos nuestra libertad, que siempre está aquí con nosotros, aunque cubierta por el ego? Al principio necesitamos sabiduría, o conocimiento. Y luego, la sabiduría también llega al final de nuestro camino. Si no tuviéramos conocimiento de la iluminación, no buscaríamos la iluminación. Pero con ese conocimiento, somos capaces de buscar el despertar. Y al final obtenemos el conocimiento completo de ese despertar. Así que la sabiduría comienza, y completa, la acción.

Esa es la sabiduría del ego. Cuando controlas mejor el ego, puedes tener éxito en la vida, en las relaciones y en el trabajo. Y definitivamente tienes éxito en el viaje hacia la libertad, el viaje espiritual del despertar. Así que podemos empezar haciendo el esfuerzo de salir de la mentalidad egocéntrica.

Puntos clave que recordar

Salir de la mentalidad egocéntrica

1. Piensa en un momento en el que te diste cuenta de que tu ego estaba ocupando los reflectores. Puede que hayas hablado demasiado o que hayas tomado más de lo que te correspondía. O tal vez te olvidaste de comunicarle a alguien una decisión que habías tomado y que también podía afectarle. Simplemente respira y recuérdalo por un momento.

2. Piensa en las demás personas que se encuentran en esa situación: las que han contribuido a provocarla y las que estaban contigo en ese momento. Y luego piensa en cualquier otra persona que pueda haberse visto afectada por tu acción u omisión, ya sea directa o indirectamente. Tómate unos minutos para reflexionar sobre esto. Identifica tantas personas relacionadas con esa situación como puedas.

3. Expande tu conciencia aún más hacia el exterior, para incluir a todos los demás en el mundo: aquellos que pueden o no haber experimentado una situación similar a la que has estado recordando.

4. Ahora, piensa en todas esas personas, todas aquellas que identificaste, y deséales lo mejor.

¿Cuál fue el efecto de pasar de un enfoque egocéntrico o centrado en el “yo”, a un enfoque que incluía a quienes estaban relacionados con la situación, y que luego incluía a todos los demás?

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